Lo siento por todo, amiga.

¿Qué quieres que te diga? ¿Que no he sufrido? ¿Que no me has decepcionado? No te puedo mentir, no puedo hacerlo... En realidad nunca he podido, aunque a veces haya querido hacerlo. Me hubiese gustado decirte ahora mismo lo importante que eres para mí, y lo mucho que te quiero. Que siempre voy a estar contigo en los buenos y malos momentos... Pero últimamente lo único que hago es sacarte lágrimas. No puedo seguir así. Dentro de poco me voy a dar cuenta que no tendré a nadie, que voy a estar sola. No voy a tener a nadie que me comprenda ni que sepa escucharme. O que ni siquiera me abrace cuando lo pase mal. Ahora pienso en todo lo que he hecho mal. En lo pronto que se ha ido todo a la mierda. En la forma que me he comportado contigo. En los días que me pasaba horas hablando contigo y no me cansaba de oír tu voz... ¿Y ahora? Ahora no hablamos, y cuando lo hacemos no tenemos nada que decir. Nunca podía haber imaginado que esto hubiese acabado así. Porque yo me veía a tu lado, contigo. Y ahora estoy llorando al saber que ya no volveremos a estar igual. Quiero solucionarlo pero lo más triste es que no hay nada que solucionar. No puedo hacer más de lo que estoy haciendo... Me gustaría llegar a confiar la una en la otra, y poder volver a abrazarte con cariño. Siento impotencia de no poder hacer nada. De no poder sonreír al pensar en nuestra amistad. Y es que yo soy la causante de todo. Al parecer siempre soy el problema. Siento haberte hecho sentir mal. Siento que hayas llorado por mi culpa... Siento haberte fallado cuando más me necesitabas. Siento no estar ahora contigo, riendo. Lo siento por todo, amiga.